domingo, 6 de septiembre de 2009

Amaneceres

Cuando tengo las respuestas, cambian las preguntas. Cuando menos me lo espero, los recuerdos se aparean con las imaginaciones, dando a luz imágenes infames, capaces de provocarme el dolor más intenso y cruel, imágenes a las que asisto embelesado sin poder apartar la mirada, autolesionándome.

Cuando creo que todo me da igual, que el peor daño ya está hecho, me topo de bruces con mi propio cerebro, que recrea tus gemidos para con otro, tus mentiras para conmigo, tus actuaciones dignas del Goya. Cuando menos me lo espero, todo eso está ahí y salta sobre mí, y ya no tengo fuerzas para correr y escapar porque las he invertido todas en tratar de perdonarte.


Cuando pienso lo que has sido para mí, me veo pequeño.


Ayer desayuné un sandwich de orgullo. Ñam. Y a mediodía, unos filetes de odio con guarnición de venganza. Y cuando creía que era sufuciente con reprimir todos los sentimientos y actuar como un animal que copula con un semejante sin plantearse apenas nada más, resulta que no, que hacen falta más cosas. Hace falta que incluso tú te perdones a ti misma. Y otra vez me veo como el gorila del anuncio, me levanto p'arriba, me siento p'abajo.


Ahora, p'arriba. Ahora, p'abajo.


Y entonces te despiertas, qué haces, escribir, perdón.


Fotografía extraída de elaguja.cl

5 comentarios:

R. dijo...

El odio es bastante aburrido. Y la venganza, al final, se revierte contra uno.

Realmente, el ser humano es ese gorila del vídeo. No hemos evolucionado apenas. Seguimos siendo inestables al caminar. Siempre sobre el fino alambre de las circunstancias.

Todo pasa, y todo llega.

Paciencia, y masturbación. No queda otra.

abrazos

Tristán dijo...

Sobre todo lo segundo.

Besos.

Bego Paredes dijo...

viva la mastubacion!

Tristán dijo...

Dios salve a Onán

Bego Paredes dijo...

Masturbándose en la plaza pública repetidamente, decía: "¡Ojalá se calmara el hambre también con frotarse la barriga".